paratablets

Busca rápida en el blog

Búsqueda Rápida y personalizada en el Blog

lunes, 30 de julio de 2012

Como colocar una Lamina Protectora a una Tablet o iPAD

Una de las terribles dudas cuando nos compramos un dispositivo es decidir dejar o no el protector de pantalla. Hay quien lo deja para siempre, llegando a empeorar notablemente la respuesta de la pantalla táctil. En el caso del iPad, que no trae esa protección nos parece importante utilizar un protector de pantalla plástico para evitar arañazos. Pero no son sólo los arañazos lo que debemos temer.
Lámina protectora de pantalla para iPad
La grasa, junto con el polvo y las fibras son materiales que juntos generan una capa de impurezas que realmente empeora la sensibilidad de la pantalla. Los niños pequeños en ese sentido son una amenaza total, por eso recomendamos activamente utilizar una lámina protectora cuando no una funda a prueba de niños.
Hay personas que encuentran terriblemente difícil poner una lámina protectora en su iPad. Bien, pues si eres uno de ellos, atento porque te daremos unas guías para hacerlo con éxito.
Éstos son los pasos para poner una lámina protectora de pantalla para iPad:
  1. Lavarse las manos para eliminar grasilla y suciedad. Secarlas bien.
  2. Limpiar la pantalla con una gamuza de microfibra para eliminar todo resto.
  3. Sacamos la lámina protectora y retiramos parcialmente el plástico protector que trae y que cubre la parte que tiene que tocar la pantalla. Por el lado que tiene un agujero para el botón de encendido.
  4. Alineamos el lado con el límite de la pantalla de nuestro iPad y lo fijamos con cinta de carrocero. Es importante identificar la cara del protector que va hacia la pantalla del iPad y nunca tocarla para no ensuciarla.
  5. Vamos tirando del plástico protector hacia arriba y hacia afuera, vigilando que mantenemos la dirección y que los límites de la lámina y de la pantalla coinciden. La electricidad estática nos ayudará.
  6. Retiramos la segunda capa de plástico protector que es la que mira hacia ti.
  7. Repasamos con una tarjeta de crédito o una lámina de plástico duro, arrastrando de adentro hacia afuera, las posibles burbujas que quedaron.